Trabajo 11

Cansina genialidad

El joven estudiante y periodista tiene terror al estar sentado en aquel lobby del hotel, probablemente se le lee y se siente lo mismo que él, en ese momento, nervioso y con miedo a fallar, su único estilo es el de arriesgarse, apuesto a que le suda el cuerpo y no deja de mirar el reloj, y también lo que sé, su hoja de preguntas.
Así y al cabo del paso de una mañana y ante su necedad del primer encuentro, el novato logra un encuentro, un “espérame y ya vuelvo”.
Gabo tiene fama de no dar eso que llama, “la degeneración” en los últimos tiempos de lo antes llamado reportaje, eso tan ínfimo como lo es la entrevista. Así, el muchacho en un afán de “atrapar” al célebre escritor le pregunta; <>, a lo cual Márquez responde.-<>
Todo, todo, todo se puede para lograr eso que llama “entrevista” y que él no puedo grabar y solo anota “en la memoria”. Se puede pasar de ser un muchachito formal, uno que sólo dice mentiritas blancas con tal de lograr que el decimoquinto premio nobel, escritor y periodista reconocido a nivel mundial, no se le vaya; cada minuto es oro.
García Márquez parece un niño engreído, un viejo genio que camina como divo huyendo de las miradas pero que se nota real y se admira, un periodista magistral que desea ser un observador del cambio en el periodismo, y que continua su tarea diaria mezclar la realidad con la fantasía, para hacer lo que es su misión en esta vida, contar historias.
Pueden pasar cincuenta años, pero sólo las ideas que sólo sobreviven en la cabeza, son las que se convierten en grandes historias. Así es él, de aspecto cansado a veces, un héroe de ficción para aquello que se llama redacción.