La pesadilla es estar despierto

 A veces tienes libertad, y no sabes vivirla pero cuando terminas en la mazmorra, valoras el aleteo de las aves.

A veces elaboras un discurso al vacío antes de irte a dormir, palabras muy bien ordenadas que no saldrán a la luz de tu conciencia.

A veces te cruzas con una vida parecida a la tuya y no imaginas que existe y entiendes que dos personas similes pueden vivir en las antípodas.

La vida es como un guión, a veces como para ganar un festival de Cannes y otras veces como un Rotten Tomatoes.

A veces me pregunto, si es que existe un dios, como hace para inventar tantas historias, tantos giros y tantos sentimientos. 

No reniego de una divinidad ausente y etérea pero mi existencia, mi solo día a día es un reto a cuestionar.

No reniego no.

Pero a veces duele estar vivo y también duele la muerte.

La inexistencia.

El desaparecer en un instante bajo las vías del tren.

El pensar en no existir en un segundo.

El vomitar palabras, el vomitar pensamientos.

El que parar que deje de doler.