Needs are denied

Aquella sensación de libertad, sentir el viento en mi rostro mientras conduzco por la autopista al costado del mar, la sensación de no pertenecer a ninguna parte, de solo existir, sentir y vivir el momento.

Extraño eso, mi coche a gran velocidad, las ventanas cerradas y la música a alto volumen. Podía huir cuando yo quería, y hoy heme aquí, atrapada entre sentimientos y emociones que son pasadas y las aprendo a digerir nuevamente: cariño, confianza, desconfianza y pánico.

Extraño el mar, sumergir mis pies, y sentir que conecto con el universo. Sentir el viento en mi rostro, los rayos del sol, el sonido de las olas...extraño estar solo con la naturaleza.

A 10 000km veo a mi alrededor y no existen complejos, y caigo en la cuenta de que me juzgo con mucha crudeza y concluyo en que nadie más que yo podrá en teoría, leerme con detalle y saber lo que siento.

Reflexiono mirando el sol ocultarse y quedándome en plena oscuridad. Los días pasan y creo que no tomo las decisiones acertadas. Los días pasan y la culpa y la duda me asaltan. Miro por la ventana y extraño sentirme libre, tengo de todo para hacerlo pero no la voluntad, a veces mi prisión esta en mi mente y mi cuerpo.

Las emociones son intensas, sobre todo cuando no hay un piso solido, cuando perdiste el camino, cuando tu misma te has llevado a extremos: una serie en cadena de malas decisiones. 

Las necesidades emocionales siento que me fueron negadas, pero es una exageración de vivir en ansiedad y en un eterno cuento de hadas. Siento vacío y mi vida en menos de medio año fue una margen de pérdidas más que de ganancias. 

Extraño mi pequeña burbuja de libertad, donde no pienso si habrá un mañana. Pase de ser la muñeca de juegos a querer ser ama de casa.

Nací para no negarle las necesidades a alguien. 

Afecto te lo doy, porque no importa si soy descartable.

Mi cuerpo, puedes jugar con él, total a la mañana siguiente no estaré allí.

Conversaciones interesantes, hablemos de algo que implique a Foucault, Bunge o Baudelaire.

Necesidades de una doble vida, necesidades de una noche.

¿quién soy?

Antes hubiera hablado, hubiera alzado la voz para decir que no estoy de acuerdo, hoy no quiero sobresalir, no quiero tener problemas, no quiero existir, solo desaparecer.

Y la dinámica es esa, una espiral donde no encuentro salida, pero que canalizo escribiendo como sí con la esperanza de contar la maldita historia acabe con el maldito cuento.

Con la esperanza de encontrarle el sentido a la vida, a la existencia, a respirar y sentir que tengo un fin y no soy solo un maldito juego en la vida.

Reniego de mí, porque sería injusto renegar de los demás, solo soy responsable de mí.

No creo ya. He dejado de creer.

Y siento un agujero inmenso. 

No me cabe el cuerpo para pedir perdón. No sé como el que creo la bomba atómica durmió tranquilo después de la primera detonación.

Yo no puedo dormir tranquila con la culpa de no ser, de no hallarme y de destrozar corazones.

Porque la sonrisa es externa, los chistes producto de la oscuridad interna y mi sarcasmo.

Mis necesidades afectivas fueron negadas y hoy soy una estancia, una posada, algo temporal.

Y yo ingenua creí que podría ser algo más.

Creí que podía darme por sentada.




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