Tokyo y White Lies.

A la luz de una vela roja imagino los cerezos florecer.

Es fácil fluir en pensamientos pero no en palabras, injusticia de la vida no poder ser sublime con la voz.

Lo que busco es como una aguja en un pajar, porque es como la pista de un regalo del cual solo sabes distinguir con el sentimiento, con la tranquilidad de tu cuerpo al dormir a su lado.

No ojos, no voz, no estatura, no manos.

Solo sabes que quieres pasear en templos de Kyoto, probar nuevos sabores...inventar nuevas melodías juntos, cocinar y limpiar la cocina al mismo tiempo, trabajar y estudiar en dos partes de un todo. Dividirse...pero estar juntos sin importar la distancia.

El viento se ha cargado mis esperanzas. Me muestra paisajes desconocidos donde sus ojos de fuego no están y estoy lejos del lugar donde decidí dar un camino a parte.

¿qué puedo perder?...

Los pasos son más pesados, respirar a veces se hace imposible, cuestiono mi decisión a cada maldito instante.

Obvio lo negativo, mis ojos lo hacen invisible. Inmadurez, falta de decisión. Estuve a punto de tal vez reírme de las posibilidades, yo misma quise anudarme a la cuerda y al final el dolor fue tan grande que la termine soltando. Sólo creo en árboles, agua y elementos.

En lo etéreo.

Y me pregunto ¿alguna vez esta búsqueda acabará?, alguna vez reposaré mi cabeza en los brazos de alguien para siempre, alguna vez podré envejecer con alguien, porque yo puedo dar todo pero no mi razón propia y no permitirme romperme en mil pedazos y cultivar el campo yo sola.

Pensé que prepararía el té en las tardes para siempre en los jardines de Kyoto. Pensé que seríamos amantes en cualquier parte del orbe, pero no es más que un recuerdo de alguien que no eres y alguien que ya no soy. Porque creo que he retrocedido, ya no tengo las fuerzas para seguir luchando y creer en el amor, porque soy como una vela que intenta soportar el viento, se me puede ir la flama pero si caigo no tengo de donde sostenerme hasta que algo me de calidez.

El amor es algo sublime, pero me ha corrompido los cimientos, y por primera vez quiero rendirme y ya no abrirme más. No por los jardines de Kyoto, sino porque tengo miedo, pobre ingenua de mí que antes alentaba a amar,  pobre de mí que se se ha vuelto temerosa y cobarde. Sigo intentando dar todo pero mi alma se resiste a creer.

Lloro, absurdamente lloro.

Lloro por un hogar que no existe, que ya no existe, porque no está.

Duelo por un momento de mi vida.

Lloro y el aire que pasa hacia mis pulmones es ácido. Duele.

Creía que había creado a mi familia y ahora no tengo nada. Solo una maleta, un corazón frágil y cuerpo errante.

Y estoy sola, más cerca de ti pero no sintiendo eso por ti. Porque ya no creo más en jardines de Kyoto contigo, porque en mi claridad mental quiero más que no podrás darme y porque ya cruce el maldito mar para verte y diste mi amor por sentado. Cruce feliz, porque era mi sueño, pero las personas no son sueños...son personas...y esto era más que amor...era mi familia, porque cuando más necesite de alguien, tu hombro se llevaba mis lágrimas, porque cuando algo me dolía aprendiste a hacer sopa de pollo para curar mi alma. Porque cuando nadie creía que lo lograría, tú lo hiciste. 

...

Pero no todo son margaritas.

No.

No podría soportar una botella de vino todos los días, no podría soportar alguien que no puede decidirse y espere que haga todo y tome las decisiones cruciales. No pude soportar que mis amigos me socorrieran y a ti te diera igual, creía en ti y no pudiste pelear por mi. 

Y es que amar a alguien es remover la tierra, sembrar, protegerla y cosecharla y no es solo de uno en el campo del amor. Y no siempre podré hacer tu parte. No siempre podré poner la casa, el coche, la habitación para colgar tus cuadros. No siempre podré ser el fantasma de tus redes sociales, creo que merezco más que ser el fantasma que te amó y tardaste dos años en aceptar en ti como parte de ti.

Esto es el adiós definitivo.

Me iré a Tokio o a Lyon, solo sé que sino me muevo la sangre se me estanca y muero. Y morir a pesar de que mi corazón quiera mi alma no lo permitirá jamás.



Comentarios

Entradas populares