Al chico del corazón gigante.

Últimamente pienso en ti, mucho en ti y en tu silencio. Y en mis sueños apareces con tus cabellos castaños, tus canas y tus 39 otoños. 

Me debato en mis soliloquios sobre el por qué de tu ausencia, por qué no puedo escuchar esa voz suave, por qué no puedo tocarte con los dedos...

Lo sé, nos separa un charco inmenso. Y debo de confesar que estoy en hibernación, que el invierno esta por acabar y por tanto, estoy apunto de ir a tu encuentro como ser de frío. Pero como para buen hombre de palabras sobre papel, debo de realizarte ciertas preguntas, porque como tú también estas roto, necesito saber si habrá una oportunidad para repararnos juntos los dos.

La canción de tu vida, esa melodía que mi corazón conoció aquel día en ese C3, me hizo sentir solo lo que he sentido una vez antes. Una parálisis externa, rubor en mis mejillas y una sonrisa nerviosa de adolescente.

No sé si conocí tu yo interno antes que el externo, pero tus brazos desde el día en que me rodeaste, son una fortaleza para mi seguridad personal, y ponerme de puntillas para llegar a tus labios es mi ejercicio diario, así como esnifarte los cabellos que huelen a frutas.

Tener cada uno la cabeza frente a frente en dos extremos de la cama y con las piernas entrelazadas y las manos entre libros y celulares, es hacerse compañía sin necesidad de siempre andar de arrumacos.

Cuando me cierras las cortinas para no despertar o cuando me traes el café ni bien despierto son las cosas que más extraño, porque aunque parezca cursi para algunos, en un país donde no es tu hogar, tus brazos,  tus besos y tu sonrisa son el espacio que gustaría compartir de ahora en adelante.

No es mi más brillante declaración... No es mi más grande expresión a tu terror al compromiso, a tu miedo, a las confianza que no puedes a veces tener porque da miedo a que te jodan sin más.

Como te dije la primera vez que comimos, mi más grande virtud es ser soñadora y mi más grande defecto es a veces ser romántica.

Tu racional y yo emocional. Tú el tío de las mates y yo la chica investigadora del pensamiento humano. Para mí es una compensación lógica, hay complemento, hay algo y más.

Negarlo es para ciegos, no de visión sino de corazón. Sino no tendría un cepillo en un cajón.

Te extraño humano de corazón gigante.

atte.

La chica de las plumas. 


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