Día 14: Oceans

Hoy después del primer journal que escribo aquí, ha sido el segundo día más pesado para mover mi cuerpo. Seguro existen factores biológicos pero más allá de ello...la insoportable carga de mi yo interno.

La conversa de ayer fue fascinante pero me quedé con ese terror de que quedan menos días para tomar decisiones, de que no he cerrado todos mis círculos y que la vida se me va en un abrir y cerrar de ojos.

Desde hace días recuerdo como Oceans sonaba en ese carro de los 70s, y que sus amables ojos rasgados manejaban con ese lazo rojo en su muñeca. El mundo parecía solo de nosotros, no había pandemia, no había nada más, nada parecía que cambiaría, aunque estaba a meses de cruzar el mar e irse...creía en aquel instante, que allí en sus brazos moriría y cuidaría de él hasta que no hubiese un mañana. Después de algunos meses cruzaría el marpara pedirle que compartiéramos su vida juntos y que después de él, esa chica que soñaba y amaba a morir, murió.

Durante meses he muerto de miedo de que él sea la persona de mi vida, porque fue mi familia, porque somos parecidos, porque sus brazos fueron mi primera sensación de hogar en la vida y que él al irse, ese día, murió una parte mí en el aeropuerto al verlo partir.

Honestamente no conocía ni esperaba otro futuro después él, por ello que al separarnos juré que solo me dedicaría a mi carrera, porque me había despedido de mi gran amor. Con quién hacía música, pintaba, lloraba, veía Netflix, era mi casa, mi persona, mi hogar... dejarlo me sumió en un trauma y dejó una valla inmensa que creí derribar luego.

...

Cabellos negros lo odió.

Creí que corazón gigante estaba a la par, sus brazos fueron mi segundo hogar...

...

Y al final sigo sola mi camino, paseando por las calles que recorrí con el carro de los 70s. Y él siempre será el mejor referente de lo que quiero vivir con alguien, el equipo, las buenas cosas... 

Alguna vez desearía volver en el tiempo, y no perderlo jamás... jamás. Pero los hubieras no existen en el presente y ahora, veo el océano que tanto le fascina y me pregunto qué nos faltaría: si el amor superara la ausencia de palabras o de toma de decisiones. 

Las estrellas caen con la noche y el amor más grande que tuve ya debe estar amaneciendo en su nuevo continente.

El hombre que me pidió la mano debe estar dormido en otros brazos.

Y el chico del corazón gigante debe estar por amanecer...en la duda existencial que me deja de haberse ido sin decir adiós.

Las palabras sobran para los que ocultan sus emociones, las palabras sobrepasan para aquellos que sienten demasiado, tanto que son como cuchillos filosos que dejan heridas tan profundas que no entienden la magnitud del daño. No entienden que su ego-ísmo rompe barreras de sentido de vida, rompe la vida.

Me alejé de alguien por no decir mucho, porque yo creía que construía castillos en el aire, y por otra parte me comprometí con alguien capaz de construir los castillos que yo cree en el aire a su manera, y que cuando se molestaba pretendía lanzarme de él. Y cuando me alejé, creí solo vivir el presente y ese presente desapareció.

Estos 15 días parecen una eternidad, un profundo emerger a la superficie. 15 días que sin ciertas cosas parecen una eternidad y lo agradezco. Estoy más enamorada de mí, de la brisa del mar, de que debo de salir adelante aunque llore escuchando metal, aunque lloré hablando de videojuegos, aunque llore escuchando Oceans.

A mis tres amores.

Mi pasado de sueños mudos.

A mi pasado de amor intenso que me resume a un recuerdo.

A mi amor pasado reciente, que se fue sin decir adiós.

Gracias por empujarme a crecer, a descubrir que aún puedo llorar, que siento y mejor aún que puedo escribir.


Oceans - Way out west, Liu Bei

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