día 18: vínculo permanente.

Es como flotar por las salidas arenas del desierto, es como...soñar con los ojos abiertos ver esas pirámides.

Sueño por fin sueño, me ha tomado años. Soñar estuvo sobrevalorado, no me refiero a planes sino a sueños reales, de esos que son como Disney pero que en mi caso son pirámides de Egipto.

Imagino las palmeras, el viento caliente, los camellos, el Sahara, el sol y el sonido del viento.

Mientras conducía, pensaba en que esta realidad a veces es de ficción, las personas están unidas por un hilo rojo, o un hilo y hacen que se crucen cuando menos lo esperan.

Como en los cuentos antiguos, como en la historia misma del ser humano, a veces los hubieras se desviven en la realidad, y estoy segura que el niño volverá. Es como el tarot, un oráculo que la gente nombra como un juguete pero que abre caminos en el inconsciente y va mas allá de interpretar sino de ver a los personajes de la realidad en las cartas.

Bastos, espadas y torres. Copas.

Hoy por fin sueño. 

Sueño con el Sahara que ya no esta cruzando el mediterráneo, sueño con un lugar que no esta cerca y lo aprecio porque fue mi pesadilla inconsciente.

Veo a mi alrededor y a veces somos parte de una gran obra de teatro donde eres observado por quienes se cruzan en tu camino o quieren observarte.

Ayer no te vi, pero vi a tu madre, que justo me miró a los ojos, que justo se paró frente a mi en un instante que solo atiné a decir bonitos perritos y adiós.

Sus ojos azules color mediterráneo y sus cabellos de nieve plata sujetos en una cola eran tú en tus cabellos negros y ojos oscuros. Fue como verte en otro cuerpo, como ver a la mujer a la que culpas de tus desgracias y te mueres por salvar. Nos odias y nos amas. Porque amas tanto que odias. Nos odias tanto que vivimos en tu inconsciente como un recordatorio de que existes, y si bien esa mujer te conoce desde el primer momento en que respiraste, a mi me tomo un anillo en mis dedos saber de que no soy tu madre ni lo seré jamás.

Te amo y te odio también. Aunque sea imposible para mi sentir esa negatividad.

Te odio porque a ti te dije lo que nunca le dije a mi madre, te odio porque no sabes usar las cartas a tu favor, y te odio porque...simplemente tu decidiste en tu nube oscura, jugar con tu manipulación a dar pena, a dar pie a tu inseguridad y eso, es matar el amor. Fuiste alguien a quien no escogí, fuiste alguien a quien esperé 11 años. Alguien a quién mi cuerpo pide amar, a quien mis placeres se ha llevado en su piel pálida y tatuada. Alguien a quien añoro en locura pero que mi sanidad me pide retornar a la realidad.

Los días sin ti son como los que vive un adicto tratando de controlar en realidad, controlar lo que puede sentir, odiar y amar. O que evade, el amor y el odio, la aceptación propia y externa.

A veces despierto con cólera porque te veo en mis recuerdos como una casete que no para de rebobinarse, pero al saberte con otra y saber que no tocarás mis cicatrices, que no tocaré tu cuello largo y tu cabello negro y suave es como inhalar un aroma que ya no existe, es apreciar un fantasma, es intentar tocar la nada.

Shangri La es esta realidad, sin ti y conmigo misma.

Solo cabía uno y ese no eras tú.

Player of games, te llamarás y te lamerás las heridas no como víctima, porque los que juegan a esos papeles, terminan siendo los castigadores e injustos que no ven más allá de su propia limitación.

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