Acantilado

 Le pertenezco al viento, 

infames los telones del destino para develarse en un profundo sueño, 

mi lamento tardío y recondito en mi fragilidad humana.

Un sueño infame, sin sincronía con la realidad,

mutilado como en una pesadilla.

Oh infame destino,

dime a donde llevas mis pensamientos contigo,

quería pertenecer a un lugar más que a mi misma, y sin embargo todo es una fantasía.

Una realidad inconmensurable frente a mis humanas posibilidades limitadas por mi mente.

Inconmensurable eternidad fuera de mi cuerpo interdimensional dime

dime que contrato he firmado yo contigo...

El viento en un sigilo respondió a mi oído...


Un recuerdo de un fulgor en medio de la oscuridad,

una sensación de vacío crónica,

una sensación de falta de aire

los brazos rígidos.

Y lo mismo de siempre...un grito inconmensurable.

Una seña patológica en todos mis escritos,

un grito se expandió como una cicatriz eterna...


Mi cuerpo resuena, se sumerge, batalla y no conquista. 

Me hundo las profundidades del mar de mis pensamientos y resuenan las olas del miedo.

un golpe

dos o tres…


Una leve luz emerge, como un destello florido de mi imaginación,

un vaho de esperanza me da la mano y me respira en los labios…

está allí pero no le veo, dicen que esta escrito en las líneas de mis manos...

pero no concibo abrir los ojos.

Mi propia ignorancia es el vacío profundo en mi interior.

Mi ignorancia por el buen querer...por buscar la única respuesta que yace en mi interior y líneas de sangre anteriores.

Las separaciones.



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